COLABORACIÓN, EMPATÍA E INNOVACIÓN
Fabiola Ojeda Bänz
Socia Consultora
Alma HR Boutique
¿Cómo, en un ambiente hostil, competitivo e individualista se pretende que surja innovación? Pues, seguramente es muy difícil que suceda.
Entenderemos por Innovación Empresarial todo proceso dentro de la organización que genere o modifique productos, servicios o procesos para obtener mejores resultados, lograr ahorros o aumentar la satisfacción del usuario interno o externo, adaptándose o adelantándose así a los cambios en el ecosistema social, político, comercial, económico, de la industria y de su entorno.
Por su parte, los trabajadores, todos ellos, son capaces de decidir si entregan o no a sus organizaciones lo que saben hacer, su potencial de desarrollo, el conocimiento que poseen y el que son capaces de generar (Miller, 2006), y pueden por lo tanto, decidir si innovan para ellas o no. ¿Pero qué es lo que los motiva a querer hacerlo?
Personalmente, tuve una experiencia muy enriquecedora en una empresa donde trabajé durante 9 años. Cuando me preguntaban por qué me sentía tan feliz ahí, mi respuesta era porque ahí podía "ser quien realmente soy". ¿No es eso lo que quisiéramos de un trabajo muchos de nosotros?
Según D. Winnicott, pediatra y psicoanalista inglés, cuando la madre es lo suficientemente buena con su bebé, siendo receptiva repetidamente a los gestos espontáneos de su hijo/a, este es capaz de comenzar a desarrollar su Yo Verdadero, el único capaz de ser creativo, teniendo la confianza suficiente para desarrollarse y explorar el mundo (Phillips, 2006). Por el contrario, cuando la madre no cumple con esta función de manera adecuada, el Yo Falso, que aunque permite adaptarse a la realidad y a las exigencias sociales, puede terminar ocupando todo el espectro de la existencia, otorgando un sentido de inutilidad, de falsedad que lo tiñe todo, llevando al niño y a la persona a la sumisión total, a la falta de ilusión y de creatividad.
Más adelante en la vida también, seguramente con la familia, con los amigos más cercanos, logramos la confianza y tenemos la capacidad de expresar nuestra creatividad. Lo mismo ocurre con algunos lugares de trabajo, en un ambiente que sea lo suficientemente bueno, como para poder sentirnos acogidos, siendo cada uno lo que ha llegado a ser, natural y honestamente, y en espacios como estos, lograríamos innovar en pos de un objetivo significativo y desafiante.
Según mi opinión, lo que una organización debiera lograr para esto es: establecer relaciones que contengan, comprendan, cuiden y escuchen a todos: una organización tan buena como una buena madre, metafóricamente hablando.
La horizontalidad, el empoderamiento, la cultura que permite la libre expresión de lo que se piensa y se siente sin ser castigados, por supuesto bajo parámetros básicos de respeto mutuo y amor por la diversidad, donde se pueda participar en otras áreas que no sean las propias, porque lo que moviliza es el interés superior por la sustentabilidad de la organización a la que se pertenece, favorecen a mi entender un entorno en el que puede generarse innovación empresarial.
Este ambiente sienta las bases para una cultura de cooperación, donde se da un buen rapport o empatía, concepto que viene de la psicología y grafica una relación entre personas o grupos de mutua sintonía y armonía a nivel de ideas y emociones, como también de cuidado físico y psicológico.
Propongo el uso del concepto Rapport Organizacional, que supone una relación positiva, de sintonía en cuanto a lo afectivo, lo físico y lo psicológico entre trabajadores y la organización, y que tanto conductual, cognitiva, como emocionalmente entrega las condiciones para la satisfacción de necesidades humanas básicas, abriendo también espacios para la realización laboral, afectiva y psicológica de los trabajadores.
En este tono será no sólo posible otorgar contextos más humanos en el ámbito laboral, sino que además cada trabajador podrá expresar su Yo Verdadero e innovar en la medida de sus intereses y capacidades en este contexto que favorece la colaboración.
Según Y. Morieux, Director del Instituto para la Organización del Boston Consulting Group, y en el pesimista escenario de las compañías de comienzos de este siglo, donde un 20% de la gente actuaría activamente en contra de los objetivos organizacionales (lo que él llama el disengagement), y más de un 70% del tiempo de los líderes se invierte en reuniones, tareas administrativas, recopilación de indicadores de gestión, etc, la condición que mejor explicaría el surgimiento de innovación y eficiencias productivas en estos contextos es la colaboración, y no los cambios estructurales u organizacionales, modelos de gestión, metodologías de trabajo, ni cambios en los incentivos (Morieux, 2011). Principalmente, porque no se puede influir directamente en la conducta de las personas a través de estas medidas, ni en su nivel de motivación. Lo que requiere cada cual para generar este cambio es un ambiente en el cual las relaciones de cooperación permitan que esta capacidad surja (Miller, 2006).
De este modo, concluyo que en un espacio de trabajo donde la gerencia se comporta como una "buena madre", que permite la existencia de Rapport Organizacional, donde el trabajador es capaz de expresar su potencialidad, su Yo Verdadero, y ser ella/ él mismo, se genera un espacio de colaboración que favorece el surgimiento de la innovación, mejorando la productividad y la adaptabilidad a los mercados cambiantes, permitiendo así la sustentabilidad de la organización.
Referencias:
- Miller, E. (2006). Liderazgo, Creatividad y Cambio en Organizaciones. Santiago, Chile: Alfabeta Artes Gráficas.
- Morieux, Y. (2011). Smart Rules: Six Ways to Get People to Solve Problems Without You, Harvard Business Review, volume 89, n°9, September 2011: pp 78-86. https://hbr.org/2011/09/smart-rules-six-ways-to-get-people-to-solve-problems-without-you
- Phillips, A. (1988). Winnicott. London, England: Penguin Books.

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